Cada gesto que realice,
cada pensamiento que exprese,
cada emoción que brote de mí,
me pertenece.
Toda actitud virtuosa
que en mis adentros se genere,
al igual que cada acto miserable que ejecute,
Es de mi exclusiva responsabilidad.
Actúo como un espejo para los demás;
tal es así que,
si me hieren, golpean, mienten o matan,
no es hacia mí en realidad dirigida esa acción,
sino al reflejo que vieron las personas
de si mismas, en mi.
Nada que reciba, merecida o inmerecidamente,
es excusa para desligar la responsabilidad a otro.
De todas y cada una de mis reacciones posteriores.
Si a cada golpe que intentan asestarme,
cada traición que arrecie en mi contra,
cada insulto o agresión que me dediquen,
o a cada abandono que vivencie a nivel personal,
les respondo hiriendo, agrediendo,
traicionando o abandonando... entonces,
estaré tomando como propia esa actitud,
y será parte de mi existencia.
Cada movimiento conciente o inconciente que efectúe,
cada estado de quietud espontáneo o meditado que tome,
provoca efectos en mi entorno, de los que soy responsable,
pues en mí nació la causa que los generó.
Ahora entiendo que cuando ofrezco amor, me estoy amando,
cuando suelto al entorno mi violencia, me estoy agrediendo,
Cuando abandono algo o a alguienn, me estoy alejando de mi,
cuando imparto dolor por cualquier causa, me estoy lastimando,
Cuando brindo compasión, me estoy conteniendo afectivamente,
y cuando comprendo al otro, en sus aciertos y en sus errores,
me acepto como soy, sin temor a mi verdadera identidad.
¿Eres conciente de tus actos?
¿Te atreves a hacerte cargo de ti?
Piénsalo, es tu única responsabilidad...
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